Han pasado algunas semanas desde que publiqué mi primer escrito de manera oficial en formato ebook, pero por culpa de un largo viaje a Alemania que tuve que realizar no he encontrado el momento de sentarme y dedicar unas palabras para comentar la experiencia.
La Danza de las Esferas es una historia que nació un poco por accidente, por no tomar las precauciones adecuadas, pero que enseguida se convirtió en un miembro muy querido de la familia. Inicialmente iba a formar parte de una serie de historias cortas e independientes, pero que en su conjunto terminasen confluyendo en una historia más amplia y con un mayor trasfondo. La idea se quedó un poco en el aire, con algunas páginas escritas, un montón de anotaciones y un cúmulo de buenos propósitos listos para quedarse en el cajón acumulando polvo.
Pero entonces, unas semanas antes del verano de 2014, llegaron hasta mí las bases del CERTAMEN LITERARIO DE CIENCIA FICCIÓN ALBERTO MAGNO sobre ciencia ficción y me acordé de aquel proyecto que había quedado olvidado antes siquiera de empezar. Tuve que adaptar el formato, como es lógico. Tenía que comprimir un montón de anotaciones para una colección de relatos en una única historia que contuviese la esencia primigenia de lo que quería contar y al mismo tiempo se ajustase a las bases del certamen. No fue un trabajo fácil, pero más o menos conseguí lo que quería y una vez terminado el esquema de mi nueva historia, me puse a escribirla.
El verano, el aire libre y las ganas de escribir me brindaron vientos favorables en mi travesía para conseguir terminar las más de veinte mil palabras en el plazo fijado. Ya tenía mi relato listo para la batalla. Lo envié al certamen y esperé, con esa ingenuidad inocente que sentimos siempre que creemos en nuestra obra, a que se hiciesen públicos los triunfadores, pero mi pequeña danza no estuvo entre ellos.
Algunos meses después me decidí a publicar la obra y no dejarla caer en saco roto. Le di un buen repaso, pulí algunos puntos que flojeaban y arreglé varias cosas que pensaba que no funcionaban. Recordé que escribir no consiste en presentarse a certámenes y recibir premios, sino en contar historias para que los demás disfruten de ella, y es por eso que quiero compartir mi Danza de las Esferas con la misma ilusión que un crío de tres años siente al mostrarle a sus padres el dibujo de ese coche rojo tan chulo que acaba de pintar.
Al final, me he andado por las ramas y no he contado nada sobre la historia. He decidido que no lo voy a hacer, no quiero causar expectación en nadie adelantando lo que van a encontrar, sino despertar vuestra curiosidad. ¿Para quién estaría dirigida esta historia? Sinceramente, para cualquier persona que disfrute con la lectura. Está bien, concretaré un poco más: si eres de esas personas que miran el cielo nocturno y sienten esa congoja que nos hace sentirnos diminutos y al mismo tiempo formar parte de algo infinito, si eres de esos seres humanos que creen que hay magia en los simples sentimientos, o si eres de los que disfrutan perdiéndose entre mundos imaginarios y viajes espaciales, te invito a formar parte de esta danza estelar y a que disfrutes con ella tanto como yo disfruté escribiéndola.
¡Espero que os guste!
Lo podéis encontrar en los siguientes enlaces: