El pasado abril me regalaron por mi cumpleaños la trilogía de Nacidos de la Bruma, de Brandon Sanderson. De este autor había leído Elantris, un libro autoconclusivo que me mantuvo enganchado de principio a fin. Generalmente, cuando empiezo una saga de varios volúmenes, no suelo leerla del tirón, me gusta leer algo ligero entre libro y libro, pero en esta ocasión me fue imposible pararme a tomar un descanso.
Piensa en un mundo roto y moribundo, donde enormes montes de ceniza saturan la atmósfera, los campos son estériles, las brumas son dueñas de la noche y extraños espectros se mueven entre las sombras. En este escenario un tirano inmortal se hace llamar “El Lord Legislador” desde hace más de mil años, título que lo distingue como la máxima autoridad política, militar y religiosa del Imperio Final. El Lord Legislador no es un emperador, es un dios.
Los skaa, los últimos eslabones de la sociedad, trabajan una tierra yerma con el sudor de su frente, esclavizados por una nobleza que los trata como animales para cubrir las necesidades de todo el imperio. Pero hay algunos que no están dispuestos a vivir más bajo el yugo de una sociedad teocrática y esclavista. Kelsier, el superviviente de los pozos de Hathsin, tiene un plan para entregar el imperio a los skaa y está dispuesto a todo para llevarlo a cabo. Mientras tanto, en las calles de Luthadel, Vin, una joven ratera, sobrevive dentro de una banda de ladrones, sin sospechar que será una de las piezas clave en el gran despliegue que planea Kelsier.
Así comienza El Imperio Final, el primer libro de la trilogía de Nacidos de la Bruma. El autor de Elantris, nos invita a conocer este mundo tan oscuro como atractivo y a sentirnos parte de la revolución skaa. Para ello ha construido una sociedad férrea e injusta, donde los nobles no solamente cuentan con poderes políticos y económicos, sino que muchos de ellos han heredado el poder de la “alomancia”, la capacidad para ingerir metales y quemarlos en su interior. Sanderson nos detalla una magia muy poco convencional, tan sencilla, limitada y explicada que nos termina resultando coherente y lógica. Aquí es donde entran en juego los nacidos de la bruma, aquellos individuos que son capaces de quemar todos los tipos de metales, lo que les convierte en armas letales que prefieren la oscuridad de la noche y la protección de las brumas.
